Aprender a observar y analizar los comportamientos de mi hijo


Cuando un hijo o hija puede comunicarse de forma verbal o hablar todo es mucho más fácil, desde todo punto de vista, usted le pregunta, él o ella, le responde, si les duele alguna parte del cuerpo o sienten alguna molestia, el niño o la niña lo puede expresar. Pero cuando su hijo o hija no se comunica de forma verbal por alguna razón, como padres y madres debemos aprender a hacer malabares y lograr entender, ya que muchas de las crisis que se presentan en la infancia de los niños y niñas con o sin diagnóstico de autismo son debido a que las personas adultas no entendemos lo que desean expresar. Esto lo aprendí de una forma que NO me hace sentir orgullosa, pero es parte de mi experiencia con el autismo.

Les cuento, mi hijo en sus primeros años de vida tuvo un lenguaje muy limitado, sus únicas palabras: “papá”, “no” y “agua”; por lo que muchas veces era difícil entender muchos de sus comportamientos o lo que quería expresarnos. No recuerdo la edad en que sucedió lo que les voy a relatar, pero creo que podía tener 2 años más o menos. Primero, desde que mi hijo empezó a gatear, mi suegro hizo barandas para evitar accidentes, una en la puerta principal para que no pudiera salir afuera y otra en la de la cocina para que no pudiera entrar; dejándole a él todo el espacio de la sala y pasadizo para jugar. En ese espacio, el tenía sus juguetes, libros para colorear crayolas, de hecho, las barandas estaban decoradas con rayas de todos los colores, gracias a mi hijo.

Generalmente, mientras que yo estuviera en la cocina mi hijo permanecía en la sala con la puerta principal abierta y la baranda colocada, un día mi hijo estaba parado enfrente de la baranda de la puerta principal llorando y gritando, también señalaba hacia la calle, lo alce, busque a su alrededor y termine cerrando la puerta, él lloro un poco más y se terminó calmando.  Pero la dolorosa realidad era que yo NO comprendía porque lloraba mi hijo. Dos horas después mi suegra juntó de la acera en una parte en donde obviamente no se veía una “crayola”, seguramente, él había lanzado su crayola favorita afuera sin que yo me diera cuenta, entonces mi hijo lloraba porque quería su crayola, y yo nunca logré entender.

Ahora, me puedo poner en sus zapatos en ese momento en específico,  entiendo lo que es querer recuperar algo y no poder, solo porque las personas que están a mi alrededor no me comprenden, el temor que pudo haber sentido al creer que no iba a recuperar su crayola; desde nuestro punto de vista como personas adultas podemos pensar él debía entender que “la podía recuperar cuando mamá saliera y la viera más tarde”, pero desde el punto de vista de un niño o niña eso es incierto, en esa etapa de la niñez no se tiene esa perspectiva a futuro, solo se tiene el ahora.  

Aunque yo comprendía que mi hijo no se comunicaba de forma verbal y que siempre debía buscar una razón del llanto o la crisis, en ese momento aprendí que no es suficiente con buscar por encima, cuando su hijo o hija con autismo no puede expresar algo de forma verbal es necesario observar, analizar; ser casi un detective para poder entender el porqué de algún comportamiento o crisis que se esté dando.

 Por supuesto con los años es un poco más fácil, pero al inicio es motivo de frustración para ambos, tanto para el niño o la niña que no puede expresar su molestia (perdida objetos, dolor en alguna parte del cuerpo, enfado por que no pudo hacer algo que quería, entre muchas más), como para el adulto que no entiende que sucede en realidad y no encuentra respuesta o solución.

Espero que esta pequeña experiencia les sea de apoyo. 

 

 

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